LOS
PIES DE LA TÍA ESTELA
(bilingual version)
Para Caitlin Yunis
Los
pies de la tía Estela
no
supieron de zapatos,
eran
la carne del camino.
Si
pienso en la inmortalidad,
pienso
en sus huellas
por
el lodo bueno de San Pedro.
Supongo
que tu féretro
fue
el único sitio
donde
llevaste zapatos.
Supongo
que no te entraron
tan
rápido como a los que andan
por
la vida con tantos.
Tía
cuando me encontraba
contigo
en el tren
vendiendo
pan descalza
te
mirabas con el entusiasmo
de
los gansos,
con
la fuerza del río de Tomellín
en
tus piernas de anciana.
Otra
vez me gustaría
contigo
bajar y subir las veredas
y de
vez en cuando
descansar
los pies en una ciénega
con hojarasca de mangos
entre
los dedos,
con
los cantos rodados
puestos
ahí por las manos
de un
dios solitario.
TIA ESTELA’S FEET
For
Caitlin Yunis
My Tia Estela's feet
never knew shoes.
They were the flesh of the road.
When I think about immortality
I think about its footprints
on the good mud of San Pedro.
I suppose that her coffin
was the only place
she wore shoes,
that they didn't fit her
like they fit those
molded by the shape
of leather and shoelaces.
Tia, when I saw you on the train
selling bread barefoot,
you had the enthusiasm of geese,
the force of the Río Tomellín
in your old legs.
Once again I would love
to go up and down those paths
and, once in a while,
rest our feet in the swamp
with mango leaves
stuck between our toes,
where the round stones lie,
placed by the hands
of a lonely god.
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